viernes, 24 de diciembre de 2010

CELEBRANDO


ESPACIO CEDIDO AL BLOG: METAFORARIO
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Queridos metaforístas:

Este año en Septiembre comenzamos el proyecto del Metaforário, una travesura, una osadía, la de sumarle a cada palabra una frase que contenga su concepto y que a la vez revele nuestra particular forma de ver la vida.

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Hoy, tres buenas noticias:

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La primera: Seguimos ilustrando las palabras con fotografías originales, aportadas por metaforístas y artistas de la imagen.

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La segunda: ¡Hemos superado las 750 metáforas!

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La tercera: Es probable que si el proyecto sigue creciendo, se pueda realizar una publicación a beneficio de una entidad sin fines de Lucro.

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Por todo esto, quiero darles las gracias por acompañarnos este año, e invitarlos a que lo sigan haciendo durante el año próximo.

Les deseo a todos una Feliz Navidad y un gran año 2011, donde se cumplan vuestros deseos, y que se puedan realizar en un mundo más justo, con más equidad y más divertido.

Julio Genissel

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Suscribe: azullavable

jueves, 2 de diciembre de 2010

Las reglas del juego


Dios y el diablo dirimen sus diferencias en mi cuerpo. Durante mi vida, fortunas y desventuras han sido el resultado de sus lides.
El triunfo del mal sería mi muerte anticipada, y las crueles batallas y escaramuzas que he sufrido, la lucha del bien por evitarlo.
He cuadriculado mi cuerpo en sectores de 5 x 5, los he fotografiado y ampliado para precisar la búsqueda, pero nada.
Sé que el grabado de una fecha final avala la equidad del duelo, y que solo podré intervenir cuando logre hallarla.
Hoy recordé que en la antigüedad los agoreros leían el futuro en las entrañas.
Veremos como hago.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Crisis




Había sido un fin de año espantoso, seguido por un verano horrible, en general, una época de mierda. En Octubre del 2001, después de 14 años controlando la producción de baterías de cocina con fondo de teflón, la empresa, que había decidido reducir el personal para contener costos, decidió prescindir de mis servicios.
Recuerdo que fue en Octubre porque cuando María recibió el telegrama, pensó en que era una sorpresa, como las que yo antes le solía hacer para el día de la madre. Me contó que estuvo un rato asociando las frases: “prescindir de sus servicios” o “indemnización y liquidación final a su disposición”, con pistas que la llevarían hacia algún lugar de la casa donde encontraría escondido un regalo. Y esta vez no sería una cacerola con colador incorporado, ni siquiera el wok que tanto le gustó. No, ahora sería algo comprado por mi, como cuando Cande y Seba eran chicos, una cartera de XL, o aunque sea algo de Yagmour.
Convencer a mi mujer que no había un regalo sorpresa resultó más difícil que explicarle que me habían despedido.
–Es que no es lo mismo, -me decía, -en una cuestión interviene tu voluntad y en la otra no-. Desde Agosto, en que había empezado terapia, que tenía esas frases extrañas, como “la pareja está creciendo en forma asimétrica” o “No todo pasa por vos y por los chicos”.
Yo soy técnico industrial, sé lo que es un crecimiento asimétrico, pero no se me ocurría como las cosas pudiesen pasar por otro lado distinto a la familia.
Como sea, recibí 36.900 pesos de la indemnización, con los que inmediatamente compré 36.900 dólares. En esa época vivíamos en un departamento en Charlone casi Forest y en esa esquina había una casita en venta que me volvía loco.
No tenía jardín, pero arriba había una terraza espectacular, como las de antes con baldosas coloradas. No quiero exagerar, no era un palacio, pero pasé varios días imaginando que vivíamos ahí, y entonces me detenía siempre en el mismo pensamiento: Yo haciendo un asado en la terraza, una mesa enorme llena de amigos y mi esposa pidiendo “¡un aplauso para el asador!”.
Nuestro departamento valía unos 50.000 dólares, yo había recibido 36.900, me faltaban 18.100 para llegar al valor de la casa. Sumándole la comisión y la escritura unos 22.000 dólares, por los que podía pedir una hipoteca.
Pero María me desalentaba, me decía que con su sueldo de maestra y las clases de inglés, no podíamos cerrar el mes y era necesario usar las reservas.
No se si alguna vez te pasó, de rozar un sueño, de sentirlo entre los dedos, de llegar a olerlo, y que de pronto desaparezca.
Y no como cuando nos despertamos y las imágenes y las emociones se confunden, se superponen, y finalmente conforman una historia volátil que pronto olvidamos. No, que desaparezca como un muerto, que ya no está, que ya jamás volverá a estar y al que sin embargo soñamos una y otra vez.
En fin, María decía que los bancos estaban pagando tasas increíbles y que tan solo con los intereses podíamos arreglarnos, cambiamos lo dólares a pesos y los depositamos en el Banco Pueyrredon.
A mi ya no me interesaba, me daba lo mismo, la casa seguía estando en venta, solo que ahora sabía que jamás podría ser nuestra.
Así llegamos a Diciembre, se congelaron los depósitos bancarios y casi todo el dinero que teníamos quedó atrapado en el Corralito.
Lo que yo he golpeado la cacerola con colador incorporado fue algo increíble. La martillaba con el palo de quebracho de un mortero, le pegaba sin cesar; primero desordenadamente, luego con cierta técnica de arriba abajo y de izquierda a derecha, como la lectura. En los cacerolazos, yo era el primero en llegar y el último en irme, siempre con la misma cacerola, jamás la cambié.
Pasó Diciembre, pasó Enero, pasó Febrero y en Marzo María me dijo que debíamos irnos de vacaciones lo antes posible, el 16 de Marzo los chicos comenzaban el colegio. Sucede que ella había podido guardar todo el dinero de su aguinaldo más algo que teníamos separado para emergencias, alcanzaban me dijo:” para despejarnos y poder repensar después nuestra relación”.
Sería solo una semanita en Mar del Plata, pero era necesario alquilar cuanto antes porque en diez días empezaban las clases.
Compré el “Clarín” y esa misma tarde alquilé un departamento. Dos días después salimos en un bus de “La Costera Criolla” para Mar del Plata.
Alquilé lo mejor que había por nuestro dinero, un departamento de un ambiente interno en Luro y Santiago del Estero. “Ambiente y ½ para seis personas cerca de la Bristol”, decía el aviso.
Supongo que los estándares que manejaban eran los del Gueto de Varsovia, nosotros éramos cuatro y vivíamos casi hacinados.
Como los tres primeros días llovieron, pasábamos mucho tiempo en el departamento, mirábamos televisión en un aparato blanco y negro de 14” al que había que moverle las antenitas y al que llegué a amar. De todos modos los chicos salían bastante, entonces María y yo nos quedábamos en silencio, salvo por el sonido de esa tele, que incluso dejábamos encendida cuando ya había terminado la programación.
El cuarto día dejó de llover y fuimos a la Bristol. María y los chicos disfrutaron de la playa y no les molestaba ni la arena húmeda ni la gente, que en Marzo no es mucha, pero que por alguna extraña razón estaba toda ahí.
En cambio yo, no se, era como si ese sol hubiese iluminado una tristeza que tenía adentro y que antes no podía ver. Me sentía acongojado, sabía que todo esto era irreal, que María y los chicos también se desvanecerían en Buenos Aires, como mi trabajo y el dinero del banco.

Esa noche salimos a caminar por la peatonal San Martín. Caminábamos y mirábamos vidrieras como todos, pero cuando llegamos a la Catedral algo llamó mi atención.
Sobre una larga tabla montada sobre caballetes había cuatro tableros de ajedrez. Un hombre de barba de unos 40 años estaba sentado en un taburete, frente a él otros dos parados movían sus fichas y sobre la mesa un cartel manuscrito explicaba la oferta: “Partidas simultaneas - $2 se paga $5 si ganan las negras”.
Desde Enero había estado yendo al Parque Rivadavia casi todas las semanas, lo hacía después de buscar trabajo y no encontrarlo. Entonces me sentaba en algún banco de cemento y jugaba ajedrez casi siempre con viejos.
¿Y si probaba?, aunque este era un profesional, seguramente un jugador de experiencia sobreviviendo en la crisis. Me quedé un momento mirando. El hombre de barba esperaba su turno y entonces hacía su movida rápidamente, en cambio los desafiantes quedaban inmóviles, pensando.
-Ustedes sigan, yo voy a jugar al ajedrez.
Los tres siguieron caminando y yo me pare frente a uno de los tableros.
Puse el billete de 2 pesos sobre la mesa y le extendí mi mano, el hombre me la estrechó, la bajó e hizo su apertura: blancas 4 peón del rey, luego guardó el billete en una billetera y esta en su bolsillo.
Tuve entonces una imagen aterradora, el hombre me pareció ser el Banco Pueyrredon. No había dejado el dinero en un lugar neutral se lo había guardado, ya eran de él.
Paradójicamente, esa imagen no me llevó a otra y esta a otra que finalmente terminara en mi tristeza, no, de repente tuve el convencimiento de que podía ganar, que las blancas representaba a la adversidad y que las negras las derrotarían.
No pensé que esto fuese cursi, como lo pienso ahora al recordarlo, te aseguro, fue una certeza inexplicable, sentía que las negras tenían una causa justa por la que luchar y las blancas no.
Desarrollé la partida concentradísimo, pensaba en las consecuencias de cada movimiento, y las posibilidades se abrían como en un diagrama. Apenas me daba cuenta que los jugadores que estaban a mis lados se renovaban, estaba absolutamente focalizado en la partida, sin embargo las blancas me llevaban peón y alfil de ventaja.
Yo jugaba muy lento, evaluaba, calculaba, pero el señor de barba aumentaba constantemente su ventaja. María volvió con los chicos y me preguntó si faltaba mucho. –Si, conteste, y seguí con la vista en el tablero. Evalué entonces las posiciones, las blancas dominaban el centro y ambos flancos, mi rey aún estaba protegido pero la diferencia de piezas hacía que mi vanguardia pareciese desordenada. Entonces, como explicarlo, mi corazón comenzó a agitarse, mi mente seguramente lubricada por la adrenalina, encontró al tiempo una salida y una explicación. La razón por la que yo ganaría era la misma por la que había perdido todo mi dinero en los bancos, la misma por la cual fui elegido para encabezar a los despedidos en la fábrica, la misma por la cuál María pensaba separarse. Y la razón era simple, y a la vez comprensible: la gente pensaba que yo era tarado.
Pero, yo no fui tarado, nada más fui simple y confié. Confié en los bancos, confié en María, confié en que conseguiría trabajo.
Miré al señor de barba y sentí que él sabía que ganaría, y acaso... ¿no lo sabía también el Estado que dejó que nos robaran, no lo cree saber María, imaginando la simpleza de un divorcio?
Miré otra vez el tablero…si yo ofreciese el caballo ¿acaso no me lo comería? ¿Acaso el señor de barba, evalúa la posibilidad de yo sepa que ese movimiento habilita a mi reina a entrar en su retaguardia y dar mate en tres?
Entonces convencido como un fedayín que se estalla en el medio del mercado, moví mi caballo, y el hombre rápidamente lo comió.
En ese instante sucedió algo imposible de explicar, mi corazón que galopaba se detuvo, la gente que pasaba perdió sus colores, el hombre de barba ahora iluminado por el farol de neón, quedó congelado en luces blancas y amarillas. En ese instante todo volvió a tener sentido, mi vida, el parque Rivadavia, el caballo sacrificado, todo era una misma imagen y un mismo movimiento.
Luego la sangre volvió a fluir, temblaba, moví mi reina, que quedó expectante en su terreno, entonces el hombre, aún incrédulo, amenazó mi torre, pero fue inútil. Mi reina tomó a su alfil del rey y jaque. El hombre entonces, rápidamente como había hecho todo hasta ese instante, volcó su rey.
Yo seguía temblando, espero que él no se haya dado cuenta aunque no me importa demasiado. Sacó su billetera, la abrió deslizó prolijamente un billete de cinco pesos y me lo ofreció. Yo lo tomé le di la mano y me fui.

Me senté en uno de los canteros que están frente a la Catedral, Yo ya no era el mismo, traté de explicarme lo que había pasado, pero entonces no podía, y con una mano en el bolsillo aferrando mi trofeo, esperé a que los chicos volviesen. Cuando llegaron solo atiné a abrazarlos llorando y a decirle cuanto los quiero.


sábado, 6 de noviembre de 2010

EL INCREIBLE PODER DE LOS CANILLITAS


Resueltos a demostrar el poder de su gremio, los canillitas han decidido adelantar el tiempo. He recibido hoy, sábado 6 de Noviembre, el diario con la revista “EL PAIS SEMANAL” de mañana domingo 7 .
Este sindicato sí que sabe hacer las cosas, nada de piquetes, cortes de rutas o absurdas manifestaciones, le quitan un día a tu vida y ya.
Como para no respetarlos, como para no escuchar sus reclamos, la verdad es que dejan a la bomba Molotov a la altura de una bala de cebita.
Miro la revista y no me atrevo a abrirla, ¿cómo sé que además no han preparado una celada? Me aterra la idea de que al pasar sus páginas sea chupado por la nota de Millás o la de Maruja Torres, o peor aún quedar colgado de las gafas de PRADA o embardunado en la crema de VICHY, esa... la Neovadigol Gf, que ponen siempre en la contratapa.
No quiero inquietar a mi esposa, así que voy a guardar la revista dentro del diario y mañana me lo tiro yo mismo en el jardín como todos los domingos. De todos modos, le voy a decir que le pague al diariero el mes que le debemos, evidentemente esta gente no se anda con chiquitas.

sábado, 30 de octubre de 2010

EL ENCUENTRO


Corrí la tasita de café vacía en uno de esos movimientos inconscientes que suelo hacer cuando no encuentro el adjetivo adecuado, y a la inversa, cuando redondeo una frase inspirada, esas que parecen que te son dictadas, como ocurría en ese momento.
Súbitamente una sombra, la de alguien joven se paró a mi lado.
No lo miré, me pareció que era uno de esos chicos que te vienen a pedir.
-Gracias, ya le di una moneda al pibe de las estampitas, gracias igual.
Quedó en silencio ahí parado, luego oí su voz, que parecía la de un locutor.
-Señor, soy la muerte y vengo a buscarlo.
Lo miré, era un chico de unos veinte años. Estaba vestido con pantalón y campera de jean, una rosa negra le asomaba del bolsillo de la camisa.
La verdad no me molestó tanto el que quebrase la epifanía, como la sensación de que otra vez alguien me estaba interrumpiendo.
A la mañana me habían despertado los evangelistas que todos los sábados tocan el portero eléctrico de casa. Los deben de renovar, porque indefectiblemente les respondo: “soy ateo, gracias”, pero no hay caso. En el desayuno, mi esposa con la sutileza a la que puede aspirar una ingeniera me preguntó. ¿Este sábado tampoco me acompañas al súper? Así que esa mañana ya había arrancado mal.
-No gracias pibe, me quedo viviendo un poco más- ¡Que bien que estuve!, pensé.
- Señor, tengo órdenes de llevarlo.
-Mirá pibe, hoy no tengo un buen día, desde que me levanté que no me dejan estar tranquilo. Viniendo para aquí, en un semáforo, me atacaron tres limpiavidrios que no me dieron tiempo a nada, me dejaron el parabrisas peor que antes, sucio, con rayas, y encima les tuve que dar 2 pesos.
Y antes de que vos llegaras vino el pibe de las estampitas, y después el de las curitas, y la verdad es que estoy un poco harto, no me dejan escribir. ¿Por qué no volvés otro día? o mejor, dejáme tu número y yo te llamo.
El muchacho se sentó enfrente mío; es verdad que antes pidió permiso, pero no me dio tiempo a contestarle.
-Señor Julio, tengo órdenes, tiene que acompañarme, si se resiste va a ser peor.
El chico ya me estaba incomodando: –Tenés órdenes, entonces mostrámelas.
-Señor, son órdenes verbales, paradigmas de la vida y de la muerte.
Chau, otro poeta, pensé, pero de los molestos.
-Mirá, si no tenés la orden por escrito, no sigamos hablando, ¿o no sabés que vivimos en un estado de derecho? Y ahora dejáme tranquilo y andáte.
El chico se quedó unos instantes callado.
-¿La orden tenía que ser escrita?- Realmente el muchacho parecía desconcertado.
-Obvio, por escrito y con todos los sellos, número de expediente y motivo del pedido- La verdad es que me agarró inspirado, hay veces en a uno le salen bien las respuestas.
-Julio, haga una excepción, es mi primer trabajo, y usted ya sabe que en el infierno son inflexibles con los que se equivocan.
-¡Ah!, y encima me querías llevar al infierno. Decime pibe ¿tenés el certificado de aptitud de la caldera?, ¿La aprobación de derechos humanos a la lista de torturas?, ¿los certificados de las normas IRAM 9002?
-No señor no me dieron nada, pero…
-Pero nada…Mirá pibe tomatelás, y la próxima vez volvé mejor preparado, mientras tanto no me jodas.
-Está bien, voy a hablar con mi supervisor, que está en el bar de enfrente.
-Pero… ese es el bar “La Paz”, ¿como se le ocurre estar ahí?
-Y, sucede que mi supervisor es un nostálgico de los setentas. Nos contó que en ese bar se reunía con sus compañeros.
-Mirá pibe, eso que me contás merece mi respeto, pero igual tomatelás.
El chico se fue, me quedé mirándolo cruzar la avenida Corrientes y entrar en La Paz.
“Mejor me voy” pensé, a ver si el supervisor es un conocido, y de todos modos si regresan, otra vez voy a tener que empezar a argumentar. Esta vez me salió bien, la próxima no sé.
Es increíble, pero el sábado a la mañana no hay en esta ciudad un puto lugar donde escribir tranquilo.

miércoles, 27 de octubre de 2010

EL DESPERTADOR


Hace poco he oído de la existencia de despertadores sobornables. Parece ser que durante la noche, estando dormidos, el cuerpo se auto-chequea y si determina que deberíamos seguir soñando, digamos un par de horitas más, se comunica con la infernal máquina despertadora y le promete beneficios, prebendas, a cambio de postergar la hora de la chicharra.
Al parecer lo seduce asegurándole cuestiones tales como que en la mañana lo limpiará con Blem, o que esta vez no comprará las pilas en la calle, por el contrario se asegurará que sean las autenticas Energizer alcalinas, que tanto bien le hacen a su mecanismo.
Aunque no todos los cuerpos puede realizar este prodigio, dicen que para que esto ocurra, los latidos deben pulsar exactamente sesenta veces por minuto, lo que lo equipara con el ritmo exacto que lleva el reloj. De este modo, por medio de vibraciones rítmicas se establece un diálogo, que en ocasiones dura toda la noche.

Son esas mañanas en que misteriosamente seguimos durmiendo pasada la hora del despierte. Al levantarnos, lo que primero nos sucede es dudar si la noche anterior hicimos todas las maniobras correctas: Chequear que el reloj este en hora, AM-PM, la aguja roja en las siete en punto y la perilla de activación en ON. Luego al saber que no somos los culpables, maldecimos la circunstancia, nos vestimos de prisa y nos vamos.

Pero en el subte, tal vez a mitad de camino, la sensación de descanso nos comienza a sedar, sabemos que algo bueno ha pasado, estamos de mejor humor y nos perdonamos.
Claro que la mayor parte de las veces esto no sucede. A pesar de la modorra o la resaca, el aparato siniestro hará sonar sus campanillas. Ocurre que nuestro corazón, tal vez alterado por una repentina pesadilla o una inesperada erección, ha modificado el ritmo preciso de la comunicación entre el cuerpo y la máquina.

Sin embargo sospecho que la causa principal no obedece a la incapacidad de nuestro sistema hemodinámico, sino en realidad al origen del despertador.
Los pocos que quedan “made in Suiza”, son por propia definición, extremadamente precisos e incorruptibles, sería intolerable, para los guardianes del dinero del Mundo, generar un pequeño aparato que se dejara seducir por un soborno, no está esta característica en su materialidad.
Los chinos son en cambio impredecibles. Es fundamental saber si proceden de Taiwan o de Beijing.
Los de Taiwan, jamás fallarán, es que los ingenieros relojeros, han puesto todo su empreño en quebrar la fama de berreta que tenía la industria Taiwanesa, cuestión necesaria para reimponer la “marca país”. Por eso han creado firewalls, antivirus, vacunas y complejos mecanismos de control que impiden que estos fallen o sean corrompidos.
Los de Beijing en cambio son más dúctiles, aunque es imposible realizar un buen diagnóstico “prima facie”. Tenemos por un lado los despertadores con inclinaciones “Plaza de Tian'anmen”, son relojes antimaoístas, pro capitalistas, realizados en los años ochenta, algo desorientados, aunque de buen corazón, a los que se puede convencer con promesas que nunca cumpliremos. De todos modos no es aconsejable cerrar tratos con estos despertadores, son impredecibles en sus respuestas y debemos recordar han sufrido en carne propia “la tortura china”, y quien sabe si no esperan una simple excusa para vengarse aplicando ellos mismos estos rigores (ya se sabe por este asunto de “la identificación con el agresor”, en fin). Por otro lado, los despertadores chinos clásicos, producto de la economía comunista-capitalista, (aunque algo imprecisos) son más proclives a los argumentos del toma y daca, seguramente ellos oirán gustosamente la propuesta y elaborarán un estudio de conveniencia.
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Pero he llegado a la conclusión, que si bien difíciles de conseguir, el despertador redondo con forma de pequeña horma de queso, con dos campanillas en la cabeza, "INDUSTRIA ARGENTINA”, es sin duda el más flexible para las negociaciones. Escuchará atento nuestro ritmo cardíaco y evaluará gustoso la eventual propuesta. Seguramente negociará las condiciones, pero les aseguro que llegará finalmente a un arreglo.
Sin embargo estos despertadores tienen varias desventajas: son imprecisos, dejan de funcionar por cuestiones triviales, faltan a sus labores, y a veces se descomponen y no es posible repararlos sin brindarles beneficios sociales y más días de descanso.
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Claro que todos los despertadores, no importa su origen, son finalmente poco confiables, y se debe tener con ellos especial cuidado pues una vez comenzadas las conversaciones, ya sea por razones ideológicas o de insatisfacción comercial, el reloj puede dar por finalizadas las tratativas; y dejarse llevar justamente por su frialdad de máquina, elaborando alguna siniestra venganza.
Son justamente esos días en que nos levantamos muy cansados, sin comprender que la razón de la falta de descanso han sido las infructuosas horas de diálogo cardíaco, en que se ha comunicado nuestro sistema rítmico con los del despertador, y que a pesar de un gran esfuerzo cardiovascular, no han podido llegar las partes a un acuerdo económico.

Esos días son los que al sonar las campanillas, nos parece súbitamente, escuchar al monótono repiqueteo ir transformándose en una voz de soprano reverberante y los sonidos de timbre descompuesto, convertirse lentamente en una frase que nos dice en tono muy agudo: ¡Levantate, avaro de mierda!.

martes, 26 de octubre de 2010

frialdad


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viernes, 22 de octubre de 2010

Ciro y Yo


En el momento en que nacemos, mientras la primera bocanada de aire inunda los pulmones, alguien al mismo tiempo, pulsa el botón del timer. ¿Cuándo se apagará la imagen?, ¿cuándo se transformarán los millones de colores en una sola raya titilante, luego en un punto blanco y finalmente en nada?; ese, es el único gran misterio de la existencia.


Llegué a esta conclusión el día de mi décimo cumpleaños. Me acuerdo muy bien porque para esa fecha, pero dos años antes, sucedió el hecho más importante de mi vida: mi mamá hizo instalar en mi cuarto un decodificador de DirectTV. A partir de ese día las ondas digitales comenzaron a invadir mi cerebro con imágenes increíbles.
Mi papá no estaba del todo de acuerdo, decía que la tele me iba a estupidizar, en cambio, opinaba que la mejor combinación en la niñez, era la de un niño y un cachorro. Creía firmemente en que el instinto del animal y la racionalidad del hombre se conjugarían, y ambos, perro y niño, crecerían adaptándose alegremente al mundo en que les tocaba vivir.
Y así fue como me compraron un perrito, y a pesar de que ellos siguieron debatiendo como debería ser mi educación, les aseguro, formamos el más espectacular trío de la Tierra con Ciro, mi schnauzer, mi Sanyo pantalla plana y yo.
La tele, como les decía, me mostraba cuestiones inimaginables, historias de héroes y villanos, animales en extinción y hasta operaciones estéticas en vivo. Pero más allá de las imágenes y los datos, me enseñó algo fundamental: todos los hechos tienen un inicio, un desarrollo, y un desenlace. No importa de que se trate, si de la vida misma o de un comercial, siempre ha sido y será así.
Mi schnauzer, por su lado, complementó este conocimiento con otro no menos profundo, y es que todo, absolutamente todo, tiene su propio olor.
Mientras jugaba con Ciro, de a poco fui notando que su Mundo se construía con olores. Esto era sencillo de observar, digamos que obvio para cualquiera que ha tenido un perro, sin embargo, había algo más profundo, que tardé en descubrir.
Y nunca lo hubiese hecho, si no fuese porque una tarde, mi perro, sin ninguna razón aparente, comenzó a ladrarle a un hombre que pasaba por la vereda, el hombre se detuvo asustado y regresó sobre sus pasos; entonces comprendí que Ciro había olido el miedo. Los perros pueden oler las emociones, pensé y ese pensamiento me inquietó.
Así que comencé a imitar a mi perro, donde él olfateaba yo también lo hacía. Y si que fue difícil hacerlo. Muchas veces debí completar la inspección sumándole el sentido del gusto; pasaba mi lengua y aspiraba al mismo tiempo, entonces se asociaban el sabor con el aroma, de ese modo me era más fácil.
Luego, a mis doce años, y ya con seis años de escuela primaria y dos de kinder sobre mis espaldas, llegué a una segunda conclusión vital: La escuela había sido creada para estandarizarme, para enrasarme con los demás y tal vez matar mis sueños.
Así que con estas dos simples premisas, la de saber que la duración de la vida no dependía de mi y la de que la escuela, si le daba chance, acabaría con mi imaginación, es que inventé un doble. Claro era yo mismo, pero tal como los demás querían que fuese, limpito, aplicado y peinadito. Y me fue muy útil, porque mi doble los dejaba conforme a todos, en tanto el verdadero podía gracias a esta pantomima, seguir con su aprendizaje, mamando ávidamente la programación de DirectTV, y aprendiendo a olfatear las emociones.
Han pasado dos años, apenas soy un adolescente y sin embargo sé que he aprendido de la vida más que cien hombres de cien años. Es cierto que aún no tengo en claro para que voy a utilizar todo este conocimiento, pero intuyo, para algo grandioso.
Por lo pronto, en los últimos días, he descubierto en mí unas nuevas sensaciones. Hay en mi clase una niña que increíblemente está acaparando mi atención, y es ella quien me provoca esta especie de extraña alegría. Es muy bonita, y en sus ojos que son verdes hay dos pequeñas nubecitas. Ayer le he lamido la mejilla y al tiempo he metido la nariz en su cabello mientras aspiraba muy profundo. La niña está muy triste, quiere ser bailarina, pero ya casi no lo recuerda. La voy a ayudar, pero debo apresurarme, si el tiempo sigue pasando, ella misma no se reconocerá. Porque saben, todos mis compañeros tienen dobles, como yo, aunque ellos creen ser uno solo. Pero yo que cada tanto los olfateo, sé que también son dos, aunque el de de verdad se les va desapareciendo muy rápidamente; y como he aprendido en las películas y en las series de DirecTV, luego pasarán la vida infructuosamente tratando de recordar lo que ahora saben: quienes eran y que querían.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Te invito a un JUEGO LITERARIO : "cruel"



ESPACIO DE PUBLICIADAD: Joven hispanoparlante, si tienes vocación de servicio, si fuiste boy scout o se te ha enseñado hacer una buena acción diaria ¡Ahora ha llegado tu oportunidad!.

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miércoles, 13 de octubre de 2010

DAR y RECIBIR


Clase 120: Cuando la maestra Ceci-Li pide que hagamos el “golpe con el metatarso”, me doy cuenta de que he perdido el dominio sobre mi pie izquierdo. Me resulta imposible poder acertarle al blanco, los golpes son demasiado altos o demasiados bajos, siempre errados; la imprecisión me desalienta hasta tal punto que vuelvo sola al vestuario.
Sentada sobre el banco descolorido, mirando a mi pie como buscando una explicación, imprevistamente lo vi. En realidad nos vimos, mi dedo gordo a través de una pequeña llaga redonda, como un cíclope, me estaba mirando directamente a los ojos. De repente mi animo cambió, y envuelta en una epifanía en la que parecía estar en armonía con el universo, creí oírlo decir: “Yo, sostén de tu cuerpo, amo de los 10 dedos, coordinador de tus pasos, señor de tu erguida postura, he sido abandonado a mi suerte.” Su voz no era ni grave ni aguda, ni fuerte ni débil, sin embargo su contundencia me mantenía en el sopor del encantamiento. “¿Acaso, no te lo he dado todo?” me decía, “y sin embargo me has descuidado a tal punto que ya me has quitado las ganas de mantenerte en pie. Hace tiempo que no me pones Empecid en los honguitos, ni limpias mis impurezas con la lima roja, es más, mira mi uña, de tan larga se ha convertido en un arma mortal. ¿Te parece bien esta inequidad? ¿No crees que deberías prestarme más atención?"
La puerta del vestuario se abrió, era la profesora Ceci-Li preguntándome que me ocurría, si acaso me había lastimado en el ejercicio. Dicen que la alucinación con opio tiene la particularidad de permitir salir y entrar en ella a voluntad, si es así, con esa facilidad, salí de los reproches de mi dedo a la preocupación de mi maestra. “No es nada, tan solo fatiga”, me miró extrañada, usualmente no hablo en español neutro, pero en una demostración más de su sabiduría, cerró la puerta y se fue.
En casa, lo primero que hice después del baño, fue atender a mi dedo. Lo limpié con esmero, corté su uña con ayuda del alicate que uso en la jardinería de la terraza, le puse Empecid y lo froté con cariño.
Una semana después pude hacer el golpe con gran eficacia, incluso la maestra Li, que notó mi evolución, me felicitó.
Clase 132: Hoy nos enseñaron el “golpe con filo”, una suerte riesgosa que involucra a todo el pie. No voy a tener problemas, ayer ya convine con mi dedo gordo, en dejar de usar esos zapatos de taco alto que compré en Las Baratas y que me van tan apretados; “Solo los de Prüne y las ojotas”, me pidió.
Jamás se lo negaría, en Noviembre doy el examen para cinturón gris, sé que no voy a fallar.

martes, 12 de octubre de 2010

te invito a un JUEGO LITERARIO: necedad - necio



Este será el último juego literario que haremos en este blog, a partir del próximo se continuarán en: www.metaforario.blogspot.com un blog específico de metáforas.
Por ahora es un blog muy feo y algo desorganizado, pero ya lo mejoraremos. Lo importante es seguir haciendo aportes de ideas. Si leen las que ya se han hecho, verán una verdadera fuente de inspiración que es además bella en si misma. Gracias a los metaforistas por los aportes, los espero en METAFORARIO. Julio


necedad
1- f. dicho o hecho por un necio
2- tontería terquedad

necio
1- adj. ignorante
2- imprudente, torpe y obstinado
3- (Cosa) ejecutada con imprudencia, ignorancia o presunción

sinónimos
estupidez, majadería, disparate, cretinismo, sandez, idiotez, imbecilidad, tontería, bobada


1- La sabíduría del ignorante
2- La condición necesaria del terco
3- Que me quieras toda la vida
4- Cualidad de los malcriados
5- Peligrosa propiedad del poderoso
6- Terror de los emprendedores
7- Prevalecer de cualquier modo
8- Extraño tipo de ceguera
9- ---------
Sigan agregando, hasta el infinito

domingo, 10 de octubre de 2010

Te invito a un JUEGO LITERARIO III "sutil"



Siendo que con palabras y frases construimos las ideas literarias; les propongo un juego: que en base a un concepto dado, agreguemos ejemplos, sinónimos o metáforas del mismo.

Estos no deben ser estrictamente gramaticales, sino aquellos que nosotros creamos que representan a la idea. Haremos así un acopio de imágenes que formarán parte de nuestro propio "METAFORARIO", siempre a disposición en la escritura.

sutil:
1- adj. que es fino y delicado
2- se aplica a la persona que tiene agudeza e ingenio.

Etimología
Del latín subtilis con el mismo significado.

Sinónimos
1- Leve, tenue, suave, vaporoso
2- Agudo, perspicaz, ingenioso


1- El corte de un bisturí

2- La orden de un psicópata

3- La publicidad subliminal

4- La sonrisa de Mona Lisa

5- La interpretación de un psicoanalista

6- La diferencia entre el eufemismo y la mentira

7- --------

8- --------




viernes, 8 de octubre de 2010

Te invito a un JUEGO LITERARIO II: "casual - casualidad"


Siendo que con palabras y frases construimos las ideas literarias; les propongo un juego: que en base a un concepto dado, agreguemos ejemplos, sinónimos o metáforas del mismo.
Estos no deberán ser estrictamente gramaticales, sino aquellos que nosotros creamos que representan a la idea. Haremos así un acopio de imágenes que formarán parte de nuestro propio “METAFORARIO”, siempre a disposición en la escritura.


casual: adj. Que sucede por casualidad
casualidad: f. Combinación de circunstancias imprevisibles e inevitables.

Sinónimos:
acaso, azar, suerte, contingencia, eventualidad, imprevisto, accidente, albur, chamba, chiripa


1- Un amor inmerecido

2- Por un segundo de diferencia

3- La mirada mal interpretada

4- El encuentro de un ovulo con ese espermatozoide.

5- El desencuentro de ese ovulo con aquel espermatozoide

6- La bala perdida

7- Una llamada equivocada

8- ------

jueves, 7 de octubre de 2010

CONSECUENCIAS


Estoy preparado, y también arrepentido. Hubiese preferido que la muerte me tomase de sorpresa, y no haberla estado esperando, inútilmente, toda la vida.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Te invito a un JUEGO LITERARIO: "efímero"


Siendo que con palabras y frases construimos las ideas literarias; les propongo un juego: que en base a un concepto dado, agreguemos ejemplos del mismo.

Estos no deberán ser estrictamente gramaticales, sino aquellos que nosotros creamos que representan a la idea. Haremos así un acopio de imágenes que formarán parte de nuestro propio “Diccionario de sinónimos”, siempre a disposición en la escritura.


Efímero definición: adj. Pasajero, que dura poco.

Efímero ejemplos :
1- un traje de bodas
2- un pedo
3- la promesa de un alcohólico

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Aquel al que se le ocurra un ejemplo que pegue estos y agregue los suyos, y así al infinito.

sábado, 2 de octubre de 2010

EJERCITANDO LA DERROTA


Al terminar la votación quedé inmóvil, intentando entender el tiempo que parecía haber secuestrado mi vida. Días y días había esperado esta derrota, y sin embargo por una de esas contradicciones, que no son otra cosa que el refugio de los desencuentros, me entristecí. Sé que esta historia no saldrá hoy en el periódico, no hay en ellos amor por lo pequeño, prefieren usar su tinta describiendo como tras los cristales negros un asesino en serie ha elegido a su enésima victima, o en un despiadado plano corto, mostrar a los rebeldes somalíes de Keytown fusilar a esos niños de corazones quemados.
Sin lenguaje corporal, en un coma melancólico, quedé inmóvil, pensando tan solo en que mi racha de suerte me había abandonado prefiriendo tal vez a las jugosas historias de taberna antes que a un cuento con nombre de bolero.
Pero luego, como si la lluvia de Perseidas inesperadamente me rozara con sus estrellas, el ser inanimado en que me había convertido, súbitamente desapareció.
Así son las cosas pensé: como una tertulia inacabada, donde la victoria que ronda la naturaleza viva de los pensamientos, arrastrase sin querer las emociones.
Repentinamente me sentí lleno de energía, recordé todo lo que había conseguido en mi vida y como había logrado sostener la integridad en las relaciones sin ceder a mis propias debilidades.
- “Negro ¿querés un café?”, la voz de Ester me volvió a la realidad, la miré y la vi tan hermosa que pensé en que si alguna vez puedo detener el tiempo, que sea ahora, y que sus ojos se detengan brillando así por siempre.
- “Servime lo que quieras, me da igual, estoy escribiendo”, mi voz me salió algo finita y ella me miró extrañada mientras me servía un café.
Dejó el diario a mi lado, estaba abierto en la sección del obituario y alcancé a leer: “Q.E.P.D. tus nietos….” Rápidamente volteó la página, a ambos nos molesta ver una hoja llena de muertos.
- “María dice que todavía no la vio en el blog de Anónima Mente, así que no te votó”.
Me hubiese gustado saber expresarme mejor, para decirle que todo eso ya no importaba, que solo quería ahora, cuando terminase de escribir, volver a verla como hace un instante, tan bella y aunque parezca cursi, que sonase en la radio algún bolero en lo posible “contigo aprendí”.

Homenaje a todos mis compañeros de Diario de Anónima Mente.
Estos son los 32 nombres de los cuentos incorporados como partes indisolubles de esta narración:

sábado, 25 de septiembre de 2010

Contigo aprendí...


De todas las cosas que hay en casa, de todos los objetos que me rodean, el único que trasciende la ilusión de la comodidad es mi viejo colchón.
Mi colchón tiene vida propia, y no lo digo sólo por esos movimientos sincronizados que replican en las noches de pasión, ni por su sabia y oportuna sugerencia de que guardase mis ahorros entre su lana y sus resortes, renunciando a las tentadoras hipotecas subprime. Es algo más, es saber que nadie en este mundo me conoce como él, que acumula y baraja mis sentimientos en sueños prodigiosos, donde los muertos cobran vida, y se luchan las mejores de mis batallas. ¿La almohada? No, la pobre es tan sólo un tentáculo del colchón, ¿A quién no se le ha caído y luego de reemplazarla por el brazo siguió con el mejor de sus sueños? Es que las emociones tienen peso específico, y la atraviesan hasta quedar enganchadas en los helicoides de los resortes. Por suerte mi colchón es bueno, hay a quienes les ha tocado colchones perversos que disfrutan mojándose en el sudor de las pesadillas; o los obsesivos, que repiten al infinito el mismo y tedioso sueño.
Por eso, cuando ella me propuso cambiarlo le puse mil excusas: que está nuevo, que su medida es ideal, en fin, argumentos inútiles, porque se ha emperrado en tirarlo.
Anoche él mismo me ha dado la solución: “Mujeres hay muchas”, me dijo… “¿pero quién te ha cuidado desde niño?".
No hay nada que hacerle, otra vez tiene razón.



Escrito para la última reunión de "Diario de Anonima Mente"

martes, 21 de septiembre de 2010

CINCO


Lector: el relato que sigue a continuación me fue confiado a la vez con un dilema: se dejó librado a mi conciencia el transmitirlo y al mismo tiempo se me sugirió no hacerlo.
He decidido escribirlo confiado en la pobreza de memoria de mis lectores. Sin embargo, es mi obligación sugerirles que no lo lean, especialmente a los más débiles y a los más jóvenes, no es mi deseo anticiparles ciertas cuestiones que, sumadas algún día a otras que aportarán ustedes mismos, les hagan pensar en lo vano de la vida. Aclarado esto, allá ustedes si persisten.

Ana Clara comenzó a sentarse lentamente sobre la tabla del inodoro. A medida que su cuerpo descendía, sus piernas fueron copiando la forma de la tapa hasta quedar totalmente apoyadas. Sin embargo, los costados de las nalgas siguieron bajando, la gravedad curvó las partes mas blandas, hasta que suavemente se estabilizaron algo más abajo que el resto del torso.
La posición era cómoda, había recostado la espalda sobre la pared, de tal modo que todo su cuerpo quedaba ahora relajado. Tomó el libro y lo puso sobre su falda, apoyó el lápiz sobre el borde del lavabo y comenzó a leer. El libro era una edición de tapas blandas de Álgebra y Trigonometría para 3º año de Lehman. Ya había estudiado el “Teorema de Pitágoras” y “Pirámides, conos y esferas”, pero desde ayer estaba obsesionada con el capítulo “Relaciones de los triángulos rectángulos”. Había pasado la noche casi sin dormir pensando en las correspondencias entre los ángulos y los lados. Las pocas horas que había dormido fueron acompañadas por procesos inconscientes en donde la obsesión se continuaba en forma de extraños sueños. Tal vez el más raro haya sido aquel en el que se veía a sí misma con forma de porción de pizza cortada en ángulo recto, su cuerpo esponjoso era vorazmente comido por un niño, quien a su vez era deglutido por un pacman (posiblemente “BLINKY”); su boca también triangular era desmesurada y se abría y cerraba sin compasión.
Paradójicamente, ahora en el baño no estaba cansada ni tenía sueño, por el contrario se sentía muy despierta; su mente, nutrida durante la noche en el mundo de las relaciones angulares, parecía prometerle increíbles descubrimientos.

Ana Clara miró por milésima vez la figura del triángulo rectángulo. Estaba obsesionada particularmente con el ejemplo en el que la base mide 3, la altura 4, y la hipotenusa 5.
En Egipto se había comenzado a usar esta relación para construir con ángulos rectos y, según había leído, las pirámides de Giza y todas las construcciones posteriores de la antigüedad, incluso las griegas, basaban su realización en este conocimiento.

3, 4, 5. Pensaba en esa secuencia numérica como en la punta visible de una revelación trascendente y oculta. No podía ser casual la secuencia perfecta, ¿pero cuál era la respuesta a este enigma?
Entonces Ana Clara piyó. Un chorro abundante golpeó contra el agua del inodoro acompañado por ese sonido inconfundible del líquido contra el líquido. Sin embargo, a pesar de la sensación y el ruido, su conciencia no lo percibió; agudizada en ese instante su lucidez, una cadena de razonamientos la hizo susurrar:
“El 3 es la unión del uno hombre y el uno mujer, y si bien son dos, y son uno cuando procrean, son 3 con su prole, es decir que 3 es el número que define la continuidad infinita de la vida.”
Cuando los esfínteres ya relajados dejaban caer las últimas gotitas de orín, tomó el lápiz y en el margen de la hoja escribió: 3+4=7 y 4+5=9. “Entre siete y nueve son los meses necesarios para la gestación, un segmento de tiempo que transforma la inmadurez del feto en la perfección del niño. Entonces los números que componen a este triángulo explican la intención de la vida, y la clave es el 5, la hipotenusa, el vector que cierra el polígono; y así como el arco unido al violín define su música, el valor de este segmento definirá el objeto de la vida. Es el número esencial; el 5 entonces, relacionado con los números anteriores, será, será…”
Pero en ese momento cayó la última de todas las gotas de pis, y en el instante preciso en que golpeó contra la superficie del agua, la luz del baño comenzó a titilar. El ritmo de los destellos era constante, y el contraste entre luces y oscuridades asombrosamente extremo.
Ana Clara se sorprendió, pero no tuvo miedo, había nacido con el estigma de los que creen que habrá en sus vidas un sentido trascendente, no concebía que su existencia pudiese ser como la de los demás, una sucesión monótona de días que terminaban inexorablemente con la muerte; tenía solo quince años y sabía que algo sucedería.
-Ana Clara- la voz se oyó nítida y los tonos graves retumbaron entre las paredes del pequeño baño.
Miró al libro, pues la voz venía desde encima de sus piernas, y vio que en los espacios de las hojas donde antes estaban impresas las fórmulas algebraicas, ahora había letras griegas; letras que formaban palabras y que hablaban con la voz de un hombre.
-Ana Clara, aunque los Dioses nos han concedido poco tiempo juntos, debo presentarme: soy Arquímedes de Siracusa y aquí están conmigo Euclides de Alejandría y Pitágoras de Samos, juntos hemos esperado casi 2.500 años este encuentro.
La niña no se inmutó, realidad y fantasía son cuestiones concernientes a las sospechas, y ella jamás dudaba. A los ocho años un suceso determinante había ocurrido en su vida: sus padres instalaron DirecTV en el televisor de su cuarto, entonces los conocimientos en forma de ondas digitales invadieron su cerebro. ¿Verdadero, falso? ¿Cual es la diferencia cuando la imagen muestra las ideas y los hechos en perfecta definición?
La luz por un momento se había estabilizado, ahora el baño estaba en penumbras y sólo las letras brillaban y decían:
-Ana Clara, millones y millones de hechos relacionados entre sí por leyes que los hombres desconocen, han sucedido para que ahora podamos estar aquí. Ana Clara, nuestra Mesías, no hay preguntas, sólo una que la cobardía de los hombres ha desglosado en miles.
Ana Clara entonces dijo en voz alta: ¿Qué es la vida?, y se contestó luego a sí misma: La vida es el número 5.
-Sí, el número 5 -dijo Arquímedes-, el pentagrama invertido, el quinto elemento, lo sabemos, pero es necesaria tu sabiduría para revelar su significado. Debemos apresurarnos, Ana Clara, todo esto está sucediendo en menos de un nanosegundo, que para nosotros durará un minuto y medio de tiempo relativo; sólo disponemos de este momento para conocer la respuesta. Es que en este nanosegundo todos los líquidos, absolutamente todos los fluidos del Universo estarán en armonía. Hace 25 siglos nuestros cálculos preveían esta coordinación de mareas, esta alineación de cadencias y viscosidades. No tengo tiempo para explicarte todo el proceso, pero tu orina desplazó un volumen de agua equivalente a través del sifón del inodoro, y esto completó un complejo círculo de concordancias. Alguien en este momento en el pueblo de Bougou, en Senegal, no morderá un dátil, las olas del Mar Egeo se están coordinando en una perfecta cadencia que se corresponderá en las mareas del Mediterráneo, y aquí mismo el agua que ha puesto al fuego tu madre no hervirá hasta dentro de 2 segundos. Si tan sólo alguien tragara saliva quebraría esta epifanía, en la que el líquido que compone tu cerebro en una pleamar inducida por el equilibrio de las cosas, ha adquirido la consistencia perfecta de la lucidez.
-Ana Clara -la voz ahora era gruesa y reverberante-, Ana Clara: ¿qué es el número 5?
En tiempos tan cortos que se parecían a la nada, pasaron por su mente infinitas imágenes, mapas, batallas, emociones, colores, una secuencia aparentemente incoherente, pero que Ana Clara ordenó en forma perfecta. Entonces sonrió y sus ojos se pusieron blancos y su voz sonó como la de una santa:
-El 5 no es otra cosa que aquello que estuvo siempre ante nosotros con su presencia constante, aquello que intuíamos en sueños, el 5 es…
En ese momento, la felicidad, la epifanía misma relajó su cuerpo a tal punto que una gotita de pis cayó sobre el agua del inodoro.
-¡NOO! -gritó Arquímedes mientras las letras se desvanecían.
Por un instante, mientras el ambiente recobraba su luz habitual, Ana Clara creyó oír unas palabras en griego que no comprendió.
-El 5 –repitió-, el 5 es… Pero ya no lo sabía, nuevamente pensó en el 3, en el 4 y en el 9. Miró el libro y volvió a repasar las relaciones del triángulo rectángulo. Luego se acordó de que ya estaba comenzando en Animal Planet un documental sobre los delfines que no quería perderse; se limpió y apretó el botón, luego se incorporó, y mientras se oía el sonido del torrente del agua arremolinada llevándoselo todo, también ella, finalmente, salió del baño.

lunes, 13 de septiembre de 2010

LO BUE SI BRE DOS VECES BUE




Era nuestra primera cita íntima, y como “la primera impresión es la que cuenta”, la miré a los ojos y le dije: “hombre prevenido vale por dos”, al tiempo que exhibía la protección.
En silencio observó mis intimidades, y luego comentó como resignándose: “Más vale poco que nada”.
No soy tonto, comprendí que la mujer era afecta a los refranes, y yo, instruido por dos abuelas, le contesté proponiéndole una caricia: “más vale pájaro en mano... que cien volando”. Como no me respondía agregué: “Cuando hay hambre no hay pan duro”, aunque entonces ignoraba el efecto paradojal de este refrán, porque súbitamente sentí ¿como decirlo?, el abandono de las fuerzas. Casi desconsolado, recordando el poder de voyeurismo sugerí:”el ojo del amo engorda al ganado”; pero ella seguía en silencio, entonces supliqué:” haz el bien sin mirar a quien”.
-“La caridad bien entendida empieza por casa”, me dijo, y la traidora acarició suavemente su propia mejilla.
-“Y ahora vete refranero escuálido, que “quien mal anda mal acaba”.
Con mucha rabia, descontrolado, le grité: se ve que “a falta de pan, buenas son las tortas”, ¿no?
-¡Homofóbico imberbe! Fuera de esta casa.
Desubicado "como pickle en un pan dulce”, consiente de mi exceso, me vestí y me fui.
Ya en la calle meditando sobre la inutilidad de los refranes, recordé que la casa de la que me había echado era la mía. Pucha, pensé: “al mal tiempo buena cara” mejor doy unas vueltas y después regreso, después de todo, “perro que ladra no muerde”.

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Escrito para Diario de Anonima Mente, con la consigna de utilización de refranes y frases hechas.

Relato ganador


miércoles, 8 de septiembre de 2010

Otra vez este maldito insomnio


Otra vez este maldito insomnio. A ver, deben ser entre las cuatro, y las cuatro y media, diría más cuatro y media. Hace un ratito pasó un tren, aunque también podría haber sido un camión, no el de la basura, ni los de reparto, sino un Scania gigante, mete el mismo ruido que el tren y como estamos, en realidad estoy a diez cuadras de las vías, se lo oye bastante bajo, así que podría ser porque los sonidos son muy parecidos. Además me siento descansado, así que digo cuatro y media, no, mejor me juego a cuatro y cuarenta. A ver: ¡Si, tal cuál! cuatro y cuarenta, es impresionante, pareciera que tuviese un reloj incorporado. Pero ahora debo dormir, mañana, no, en realidad hoy, tengo la audiencia a las diez cuarenta y cinco. Así que faltan unas seis horas…
Voy a pensar en algo lindo, así me relajo y me duermo: ¡Me gané el Quini con un pozo de doce millones de pesos! No, ayer probé con esa historia y estuve como dos horas para calcular la tributación. Ahora ya lo sé, 30% de descuento inicial y luego Ganancias y Bienes Personales, pero anoche como dudaba, incluso me levanté para entrar en la página de la AFIP. No, además después estuve otra hora para decidirme si el piso lo compraba sobre Libertador o sobre Figueroa Alcorta, y todo al cohete, por que después me acordé de la torre “El Faro” en Puerto Madero y decidí mudarme ahí. Pero como ahora estoy solo, sin los chicos, no me decido de cuantos dormitorios tengo que buscar y se me complica. Antes lo decidía todo ella y era más fácil, pero no importa, igual voy a armar mi sueño personal, no puede ser tan difícil. Lo que podría probar, es en pensar que me gano una cifra grande, pero que no tanto como para que me cambie la vida, digamos: doscientos mil pesos. No, a ese también ya lo pensé y me acuerdo que no me decidía si comprar un 307 “La Dolfina” que trae tapizado de cuero bicolor o un Focus “Duratec”. Finalmente me decidí por el Peugeot, pero, analizándolo ahora, es un 4 puertas onda familiar, y a mi me vendría mejor un dos puertas. Está bien que por ahora no quiero saber nada con las mujeres, pero ya me voy a recuperar y a mi edad me veo más en una cupé, da más langa. Bueno ese sueño tampoco. A ver, tiene que ser un recuerdo placentero y que además sea bien mío, porque no puede ser que ella o los chicos aparezcan siempre.
Clara o Mariana. No, tiene que ser anterior; Clara resultó una loca y Mariana en el sexo era una bolsa de papas. Si, mejor antes, no, incluso antes de Cecilia también.
Cata, si Catalina, la estoy viendo, esta hermosa con la pollerita a cuadros del Divino Rostro, ¡ese será mi recuerdo!
Ella tenía 14 años, creo, porque ahora me parece que ya había cumplido los 15; no, 15 no puede ser, hubiese ido a la fiesta, pero a lo mejor no hizo fiesta, no me acuerdo. Lo que si es seguro es que yo tenía 17 porque estaba en 5º año. No importa, voy a pensar que ella tiene 15 y yo 17. Era impresionante nos pasábamos todo el día haciendo el amor. Lo hacíamos en cualquier lado. Que injusta es la vida, las cosas deberían ser más medidas, más equilibradas, no puede ser que antes tanto y ahora nada. Está preciosa con el cabello castaño, castaño claro, en realidad prácticamente rubio, los ojos enormes y verdes. Y su cuerpo… no pará, si sigo así me voy a excitar, y ahí si que no me duermo más. Mejor busco un recuerdo más light. Estoy con ella… en el 107, estamos sentados en el asiento largo de atrás, y vamos a la cancha de Defensores de Belgrano, en la calle Pampa. Claro, fue cuando me fui a probar a las “juveniles”, ella me acompañó, que divina. Ese día fue increíble. Lloviznaba y viajábamos temiendo que suspendiesen la prueba. Lo recuerdo porque el golpeteo de las gotas de lluvia sobre la chapa del colectivo, formaba una música monótona que de a poco me fue durmiendo. Ahora lo estoy viendo, apoyo mi cabeza sobre su hombro y me quedo dormido. Si, y allí tuve el sueño más hermoso de toda mi vida. Y ese va a ser mi sueño ahora: Yo estaba en la cancha de Boca, me probaban para la Reserva. –Tomá pibe mostrame lo que sabes hacer con la pelota- Me dijo el DT, que ahora noto en su rostro, especialmente en la nariz, un parecido a mi ex-suegro (que en paz descanse), aunque tal vez no sea así.
Entonces, como explicarlo, es imposible, la pelota y yo éramos la misma cosa. Ella dependía de mi pié para volar y yo la lanzaba al espacio, como a una nave. Y luego volvía, me buscaba, porque era parte mía, parte de mi botín. Y cada vez me pedía más, y yo que era inagotable volvía una y otra vez a lanzarla al espacio. Desde 30 metros del arco pateé una comba perfecta que entró por el ángulo. – ¡Goool! ¡Pibe de donde saliste! ¡De que nube bajaste, campeón!- El DT estaba como loco, nunca había visto algo así. Pero eso no era nada, en otra jugada gambetee a los 4 defensores y metí otro gol con el taco. Todos aplaudían. Yo miraba a la pelota y sentía que ella también lo hacía conmigo, sus ojos me parecían los de Cata pero tenían forma de gajos. Es imposible explicarlo, supongo que solo los que han visto a Dios han sentido algo así.
Me desperté cuando el chofer gritó ¡Defensoores! Habíamos llegado, Cata me quiere dar la mano, pero a mi me avergüenza, la miro y cada vez que lo hago la veo más linda.
–Pibes la prueba ya terminó, por la lluvia, fíjense como llueve- El hombre nos hablaba desde el otro lado del alambrado, y estábamos tres pibes y Cata, viendo como los otros chicos jugaban a pesar de la tormenta. Si, el sueño fue ese, y tal vez debería dejar de seguir pensando en Catalina, mirar su rostro, escucharla, porque después, todo fue muy triste y ahora no lo quiero recordar. Con Cata nos separamos, éramos demasiado chicos para habernos querido tanto, y la pelota después nunca más me volvió a hablar como en ese sueño. Yo seguí jugando pero ya no era lo mismo, la redonda era una caprichosa de mierda que iba donde ella quería y no a donde yo la mandaba, las combas siempre eran o muy cortas o muy largas, y jamás volvió a mirarme con sus ojos de gajos. Yo quería que todo volviera a ser como antes, pero ya era imposible, yo la pateaba con bronca, y ella nunca más volvió a buscar mis botines.
Pero para que seguir. Ya son las seis, y otra vez no pude dormir. Lo de buscar un sueño no funciona, al final pienso en cualquier cosa. Aunque podría intentar con otro tema, pero no, total ahora con suerte solamente podría dormir dos horas y media.
Mejor me levanto y me tomo un Alplax, la verdad estoy más triste que antes, mejor me tomo dos. Y si en la audiencia me quedo dormido mejor. Creo que no voy a soportar sentirla cerca de nuevo, y sobre todo después de que estemos un rato juntos en esa mesa, volver a verla otra vez irse para siempre.


BAJA ESPUMA




Eloísa anotó el resultado del experimento en su cuaderno Gloria de tapas anaranjadas: “Prueba 678 – Lavado en programa Nº 4 – colores firmes- Jabón: Ala baja espuma: 40 gramos, Suavizante: NO, temperatura del agua: 52º. Tras 6 minutos de centrifugado abro la puerta y si bien recupero todas las toallas que puse, nuevamente solo encuentro una de de las dos medias que coloqué”.

Poco sabía Eloísa sobre los fenómenos que los helicoides acuosos y los componentes químicos del jabón “Ala baja espuma”, producen bajo el efecto de la presión y la fuerza centrífuga; sin embargo, tras casi un año de ensayos, al fin ese día, llegaba a certezas que parecían inexorables..
Tal vez influenciada por el “El túnel del Tiempo”, la serie en blanco y negro que semanalmente veía por el canal Volver, fue asociando la misteriosa desaparición de las medias dentro del lavarropas con la posibilidad de que dentro de él se generara, (como en la serie) una puerta hacia la 4º dimensión. Había observado que el gran túnel por donde Douglas y Tony habían entrado para quedar perdidos en el limbo del espacio-tiempo tenía una gran similitud con el tambor de acero de su Drean automático: ambos eran cilindros perfectos, deslumbrantemente plateados y cubiertos de infinitos agujeritos.
Mientras colgaba ropa en la terraza, miró a Michu su gato que se arqueaba al sol, y pensó en que había llegado el momento de pasar a la siguiente etapa, la prueba con un ser vivo.
Luego bajó a la cocina, se sentó en una silla de madera descolorida, y sin darse cuenta, comenzó a jugar con una delgada cinta de cartón que había estado cubriendo una bandeja de masas. Sus manos se movían espontáneamente, como si tuviesen vida propia, armaron con ella una curiosa forma que dejó apoyada junto al mate, era la cinta de Moebius. Luego miró al gato que ronroneaba a su lado, se levantó y abrió la puerta del lavarropas; pensó en que si todo salía bien, si la prueba era exitosa, finalmente tendría la posibilidad de viajar al pasado. Calculó que debía elegir lo antes posible si volvería a su fiesta de casamiento o al nacimiento de su hija, la elección era difícil. De todos modos, tenía tiempo para decidirse, el que le llevase construir un modelo a escala donde pudiese entrar un ser humano, y claro que también centrifugara al revés por si quería regresar.
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Presentado en el concurso de Diario de anonima mente, bajo la consigna: fantasmas, paranormales y ciencia ficción.
Relato ganador.