miércoles, 8 de septiembre de 2010

Otra vez este maldito insomnio


Otra vez este maldito insomnio. A ver, deben ser entre las cuatro, y las cuatro y media, diría más cuatro y media. Hace un ratito pasó un tren, aunque también podría haber sido un camión, no el de la basura, ni los de reparto, sino un Scania gigante, mete el mismo ruido que el tren y como estamos, en realidad estoy a diez cuadras de las vías, se lo oye bastante bajo, así que podría ser porque los sonidos son muy parecidos. Además me siento descansado, así que digo cuatro y media, no, mejor me juego a cuatro y cuarenta. A ver: ¡Si, tal cuál! cuatro y cuarenta, es impresionante, pareciera que tuviese un reloj incorporado. Pero ahora debo dormir, mañana, no, en realidad hoy, tengo la audiencia a las diez cuarenta y cinco. Así que faltan unas seis horas…
Voy a pensar en algo lindo, así me relajo y me duermo: ¡Me gané el Quini con un pozo de doce millones de pesos! No, ayer probé con esa historia y estuve como dos horas para calcular la tributación. Ahora ya lo sé, 30% de descuento inicial y luego Ganancias y Bienes Personales, pero anoche como dudaba, incluso me levanté para entrar en la página de la AFIP. No, además después estuve otra hora para decidirme si el piso lo compraba sobre Libertador o sobre Figueroa Alcorta, y todo al cohete, por que después me acordé de la torre “El Faro” en Puerto Madero y decidí mudarme ahí. Pero como ahora estoy solo, sin los chicos, no me decido de cuantos dormitorios tengo que buscar y se me complica. Antes lo decidía todo ella y era más fácil, pero no importa, igual voy a armar mi sueño personal, no puede ser tan difícil. Lo que podría probar, es en pensar que me gano una cifra grande, pero que no tanto como para que me cambie la vida, digamos: doscientos mil pesos. No, a ese también ya lo pensé y me acuerdo que no me decidía si comprar un 307 “La Dolfina” que trae tapizado de cuero bicolor o un Focus “Duratec”. Finalmente me decidí por el Peugeot, pero, analizándolo ahora, es un 4 puertas onda familiar, y a mi me vendría mejor un dos puertas. Está bien que por ahora no quiero saber nada con las mujeres, pero ya me voy a recuperar y a mi edad me veo más en una cupé, da más langa. Bueno ese sueño tampoco. A ver, tiene que ser un recuerdo placentero y que además sea bien mío, porque no puede ser que ella o los chicos aparezcan siempre.
Clara o Mariana. No, tiene que ser anterior; Clara resultó una loca y Mariana en el sexo era una bolsa de papas. Si, mejor antes, no, incluso antes de Cecilia también.
Cata, si Catalina, la estoy viendo, esta hermosa con la pollerita a cuadros del Divino Rostro, ¡ese será mi recuerdo!
Ella tenía 14 años, creo, porque ahora me parece que ya había cumplido los 15; no, 15 no puede ser, hubiese ido a la fiesta, pero a lo mejor no hizo fiesta, no me acuerdo. Lo que si es seguro es que yo tenía 17 porque estaba en 5º año. No importa, voy a pensar que ella tiene 15 y yo 17. Era impresionante nos pasábamos todo el día haciendo el amor. Lo hacíamos en cualquier lado. Que injusta es la vida, las cosas deberían ser más medidas, más equilibradas, no puede ser que antes tanto y ahora nada. Está preciosa con el cabello castaño, castaño claro, en realidad prácticamente rubio, los ojos enormes y verdes. Y su cuerpo… no pará, si sigo así me voy a excitar, y ahí si que no me duermo más. Mejor busco un recuerdo más light. Estoy con ella… en el 107, estamos sentados en el asiento largo de atrás, y vamos a la cancha de Defensores de Belgrano, en la calle Pampa. Claro, fue cuando me fui a probar a las “juveniles”, ella me acompañó, que divina. Ese día fue increíble. Lloviznaba y viajábamos temiendo que suspendiesen la prueba. Lo recuerdo porque el golpeteo de las gotas de lluvia sobre la chapa del colectivo, formaba una música monótona que de a poco me fue durmiendo. Ahora lo estoy viendo, apoyo mi cabeza sobre su hombro y me quedo dormido. Si, y allí tuve el sueño más hermoso de toda mi vida. Y ese va a ser mi sueño ahora: Yo estaba en la cancha de Boca, me probaban para la Reserva. –Tomá pibe mostrame lo que sabes hacer con la pelota- Me dijo el DT, que ahora noto en su rostro, especialmente en la nariz, un parecido a mi ex-suegro (que en paz descanse), aunque tal vez no sea así.
Entonces, como explicarlo, es imposible, la pelota y yo éramos la misma cosa. Ella dependía de mi pié para volar y yo la lanzaba al espacio, como a una nave. Y luego volvía, me buscaba, porque era parte mía, parte de mi botín. Y cada vez me pedía más, y yo que era inagotable volvía una y otra vez a lanzarla al espacio. Desde 30 metros del arco pateé una comba perfecta que entró por el ángulo. – ¡Goool! ¡Pibe de donde saliste! ¡De que nube bajaste, campeón!- El DT estaba como loco, nunca había visto algo así. Pero eso no era nada, en otra jugada gambetee a los 4 defensores y metí otro gol con el taco. Todos aplaudían. Yo miraba a la pelota y sentía que ella también lo hacía conmigo, sus ojos me parecían los de Cata pero tenían forma de gajos. Es imposible explicarlo, supongo que solo los que han visto a Dios han sentido algo así.
Me desperté cuando el chofer gritó ¡Defensoores! Habíamos llegado, Cata me quiere dar la mano, pero a mi me avergüenza, la miro y cada vez que lo hago la veo más linda.
–Pibes la prueba ya terminó, por la lluvia, fíjense como llueve- El hombre nos hablaba desde el otro lado del alambrado, y estábamos tres pibes y Cata, viendo como los otros chicos jugaban a pesar de la tormenta. Si, el sueño fue ese, y tal vez debería dejar de seguir pensando en Catalina, mirar su rostro, escucharla, porque después, todo fue muy triste y ahora no lo quiero recordar. Con Cata nos separamos, éramos demasiado chicos para habernos querido tanto, y la pelota después nunca más me volvió a hablar como en ese sueño. Yo seguí jugando pero ya no era lo mismo, la redonda era una caprichosa de mierda que iba donde ella quería y no a donde yo la mandaba, las combas siempre eran o muy cortas o muy largas, y jamás volvió a mirarme con sus ojos de gajos. Yo quería que todo volviera a ser como antes, pero ya era imposible, yo la pateaba con bronca, y ella nunca más volvió a buscar mis botines.
Pero para que seguir. Ya son las seis, y otra vez no pude dormir. Lo de buscar un sueño no funciona, al final pienso en cualquier cosa. Aunque podría intentar con otro tema, pero no, total ahora con suerte solamente podría dormir dos horas y media.
Mejor me levanto y me tomo un Alplax, la verdad estoy más triste que antes, mejor me tomo dos. Y si en la audiencia me quedo dormido mejor. Creo que no voy a soportar sentirla cerca de nuevo, y sobre todo después de que estemos un rato juntos en esa mesa, volver a verla otra vez irse para siempre.


2 comentarios:

  1. El insomnio es así... la mente se dispara de una cosa a otra y cada vez es más imposoble dormir...
    Duro el final... ojalá sea sólo un cuento... si no te digo que mejor no tomes Alplax destruye las neuronas, es verdad... mejor es buscar algo para hacer que cause placer y llegar a la noche tan cansado que te dormís igual y sin Alplax...!

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  2. REINA: En esta historia podés rastrear el complejo Mundo de la mente masculina. El desamor, y la búsqueda del recuerdo como un lugar placentero donde transcurrir. De todos modos dado tus consejos a mi personaje le voy a cambiar el Alplax por Clonazepam, tiene menos efectos secundarios.

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