Hace poco he oído de la existencia de despertadores sobornables. Parece ser que durante la noche, estando dormidos, el cuerpo se auto-chequea y si determina que deberíamos seguir soñando, digamos un par de horitas más, se comunica con la infernal máquina despertadora y le promete beneficios, prebendas, a cambio de postergar la hora de la chicharra.
Al parecer lo seduce asegurándole cuestiones tales como que en la mañana lo limpiará con Blem, o que esta vez no comprará las pilas en la calle, por el contrario se asegurará que sean las autenticas Energizer alcalinas, que tanto bien le hacen a su mecanismo.
Aunque no todos los cuerpos puede realizar este prodigio, dicen que para que esto ocurra, los latidos deben pulsar exactamente sesenta veces por minuto, lo que lo equipara con el ritmo exacto que lleva el reloj. De este modo, por medio de vibraciones rítmicas se establece un diálogo, que en ocasiones dura toda la noche.
Son esas mañanas en que misteriosamente seguimos durmiendo pasada la hora del despierte. Al levantarnos, lo que primero nos sucede es dudar si la noche anterior hicimos todas las maniobras correctas: Chequear que el reloj este en hora, AM-PM, la aguja roja en las siete en punto y la perilla de activación en ON. Luego al saber que no somos los culpables, maldecimos la circunstancia, nos vestimos de prisa y nos vamos.
Pero en el subte, tal vez a mitad de camino, la sensación de descanso nos comienza a sedar, sabemos que algo bueno ha pasado, estamos de mejor humor y nos perdonamos.
Claro que la mayor parte de las veces esto no sucede. A pesar de la modorra o la resaca, el aparato siniestro hará sonar sus campanillas. Ocurre que nuestro corazón, tal vez alterado por una repentina pesadilla o una inesperada erección, ha modificado el ritmo preciso de la comunicación entre el cuerpo y la máquina.
Claro que la mayor parte de las veces esto no sucede. A pesar de la modorra o la resaca, el aparato siniestro hará sonar sus campanillas. Ocurre que nuestro corazón, tal vez alterado por una repentina pesadilla o una inesperada erección, ha modificado el ritmo preciso de la comunicación entre el cuerpo y la máquina.
Sin embargo sospecho que la causa principal no obedece a la incapacidad de nuestro sistema hemodinámico, sino en realidad al origen del despertador.
Los pocos que quedan “made in Suiza”, son por propia definición, extremadamente precisos e incorruptibles, sería intolerable, para los guardianes del dinero del Mundo, generar un pequeño aparato que se dejara seducir por un soborno, no está esta característica en su materialidad.
Los chinos son en cambio impredecibles. Es fundamental saber si proceden de Taiwan o de Beijing.
Los de Taiwan, jamás fallarán, es que los ingenieros relojeros, han puesto todo su empreño en quebrar la fama de berreta que tenía la industria Taiwanesa, cuestión necesaria para reimponer la “marca país”. Por eso han creado firewalls, antivirus, vacunas y complejos mecanismos de control que impiden que estos fallen o sean corrompidos.
Los de Beijing en cambio son más dúctiles, aunque es imposible realizar un buen diagnóstico “prima facie”. Tenemos por un lado los despertadores con inclinaciones “Plaza de Tian'anmen”, son relojes antimaoístas, pro capitalistas, realizados en los años ochenta, algo desorientados, aunque de buen corazón, a los que se puede convencer con promesas que nunca cumpliremos. De todos modos no es aconsejable cerrar tratos con estos despertadores, son impredecibles en sus respuestas y debemos recordar han sufrido en carne propia “la tortura china”, y quien sabe si no esperan una simple excusa para vengarse aplicando ellos mismos estos rigores (ya se sabe por este asunto de “la identificación con el agresor”, en fin). Por otro lado, los despertadores chinos clásicos, producto de la economía comunista-capitalista, (aunque algo imprecisos) son más proclives a los argumentos del toma y daca, seguramente ellos oirán gustosamente la propuesta y elaborarán un estudio de conveniencia.
Los pocos que quedan “made in Suiza”, son por propia definición, extremadamente precisos e incorruptibles, sería intolerable, para los guardianes del dinero del Mundo, generar un pequeño aparato que se dejara seducir por un soborno, no está esta característica en su materialidad.
Los chinos son en cambio impredecibles. Es fundamental saber si proceden de Taiwan o de Beijing.
Los de Taiwan, jamás fallarán, es que los ingenieros relojeros, han puesto todo su empreño en quebrar la fama de berreta que tenía la industria Taiwanesa, cuestión necesaria para reimponer la “marca país”. Por eso han creado firewalls, antivirus, vacunas y complejos mecanismos de control que impiden que estos fallen o sean corrompidos.
Los de Beijing en cambio son más dúctiles, aunque es imposible realizar un buen diagnóstico “prima facie”. Tenemos por un lado los despertadores con inclinaciones “Plaza de Tian'anmen”, son relojes antimaoístas, pro capitalistas, realizados en los años ochenta, algo desorientados, aunque de buen corazón, a los que se puede convencer con promesas que nunca cumpliremos. De todos modos no es aconsejable cerrar tratos con estos despertadores, son impredecibles en sus respuestas y debemos recordar han sufrido en carne propia “la tortura china”, y quien sabe si no esperan una simple excusa para vengarse aplicando ellos mismos estos rigores (ya se sabe por este asunto de “la identificación con el agresor”, en fin). Por otro lado, los despertadores chinos clásicos, producto de la economía comunista-capitalista, (aunque algo imprecisos) son más proclives a los argumentos del toma y daca, seguramente ellos oirán gustosamente la propuesta y elaborarán un estudio de conveniencia.
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Pero he llegado a la conclusión, que si bien difíciles de conseguir, el despertador redondo con forma de pequeña horma de queso, con dos campanillas en la cabeza, "INDUSTRIA ARGENTINA”, es sin duda el más flexible para las negociaciones. Escuchará atento nuestro ritmo cardíaco y evaluará gustoso la eventual propuesta. Seguramente negociará las condiciones, pero les aseguro que llegará finalmente a un arreglo.
Sin embargo estos despertadores tienen varias desventajas: son imprecisos, dejan de funcionar por cuestiones triviales, faltan a sus labores, y a veces se descomponen y no es posible repararlos sin brindarles beneficios sociales y más días de descanso.
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Claro que todos los despertadores, no importa su origen, son finalmente poco confiables, y se debe tener con ellos especial cuidado pues una vez comenzadas las conversaciones, ya sea por razones ideológicas o de insatisfacción comercial, el reloj puede dar por finalizadas las tratativas; y dejarse llevar justamente por su frialdad de máquina, elaborando alguna siniestra venganza.
Son justamente esos días en que nos levantamos muy cansados, sin comprender que la razón de la falta de descanso han sido las infructuosas horas de diálogo cardíaco, en que se ha comunicado nuestro sistema rítmico con los del despertador, y que a pesar de un gran esfuerzo cardiovascular, no han podido llegar las partes a un acuerdo económico.
Claro que todos los despertadores, no importa su origen, son finalmente poco confiables, y se debe tener con ellos especial cuidado pues una vez comenzadas las conversaciones, ya sea por razones ideológicas o de insatisfacción comercial, el reloj puede dar por finalizadas las tratativas; y dejarse llevar justamente por su frialdad de máquina, elaborando alguna siniestra venganza.
Son justamente esos días en que nos levantamos muy cansados, sin comprender que la razón de la falta de descanso han sido las infructuosas horas de diálogo cardíaco, en que se ha comunicado nuestro sistema rítmico con los del despertador, y que a pesar de un gran esfuerzo cardiovascular, no han podido llegar las partes a un acuerdo económico.
Esos días son los que al sonar las campanillas, nos parece súbitamente, escuchar al monótono repiqueteo ir transformándose en una voz de soprano reverberante y los sonidos de timbre descompuesto, convertirse lentamente en una frase que nos dice en tono muy agudo: ¡Levantate, avaro de mierda!.
Jejejeje, me has hecho reir!! Muy divertido este relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Que bueno que te divirtió!Y es raro que un despertador te saque una sonrisa.
ResponderEliminarAbrazo
Me reí mucho... aunque la descripción del reloj argentino da más para llorar que para reír.... en fin..
ResponderEliminarMuy bueno, me gustó mucho...
Y de acá podemos sacar otra metáfora para Metaforario...
Frialdad... con la que suenan los despertadores a pesar de nuestro sueño...
Crueldad... con la que nos despierta el despertador cada mañana sabiendon que pasamos mala noche...
Un beso
Gracias Reina, Dudé si subir un texto, porque aunque parezca frio como el despertador, me afectó la inesperada muerte de NK. Pero luego recordé que "el show debe continuar".
ResponderEliminarVeo que ya estás pensando metaforicamente, está bueno.
Abrazo
Julio, tienes un ingenio como pocos en la red! Excelente forma de explicar lo que nos pasa con los despertadores (esos malnacidos, je)! Subjetivar un objeto es uno de los recursos que más disfruto. Un placer leerte!
ResponderEliminarPD. Mi más sentido pésame por la muerte de NK. Fue grato que recordaras que el show debe continuar.
Gracias Seño Dáltanos, y perdón, porque recien veo el comentario, tan inmerecido como grato.Sí, los despertadores tienen lo suyo, los odiamos y a la vez los necesitamos. Lo de NK, fué muy movilizador, creo que nadie esperaba una respuesta popular tan grande como la hubo, y sobre todo de gente muy jóven. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo
ciertamente me ha encantado, señor julio. no pude, durante todo el texto, dejar de pensar en lafrase de elfriede jelinek
ResponderEliminary que potente voz es la que hace levantar a los pobres, cansados,,,
y responde, mas o menos:
creo q se llama despertador(o radio , no recuerdo, lo lei hace mucho) ese roedor que nos come desde temprano en la mañana.
no se puede confiar en nongun reloj porq, para el tiempo, le somos indiferentes, ni modo.
DUKE, gracias por tu comentario. Buena frase la de Jelinek. Desde temprano una potente voz comiensa a ordenarnos. Solo a veces un buen propósito merece un madrugón. Un abrazo
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